En días pasados Taltere cumplió su segundo aniversario, cuantas emociones vividas, cuanto aprendizaje, cuantos tropiezos, cuantos aciertos.
Según los estudiosos del ciclo de vida de una empresa, es durante al segundo año cuando una empresa se consolida o de lo contrario, cierra sus puertas; justo estamos en ese punto, renovar o morir.
Hoy Taltere hace un recuento de sus fortalezas y áreas de oportunidad, en el camino se retiró una socia muy querida, renunciaron un par de colaboradores, perdimos clientes, nos cerraron vacantes, nos cambiaron el perfil tres veces, contactaron a nuestros candidatos sin tomarnos en cuenta, así como también, es justo mencionarlo nos avisaron que retomaban a un contacto nuestro enviado dos meses antes y que ya hacíamos olvidado, cosa que a la fecha agradecemos y reconocemos como una empresa con honor, escaso en estos días. Nos ha pasado de todo un poco, lo suficiente para animarnos a continuar en esta rueda de la fortuna que significa emprender.
Taltere inicio en casa, con dos perros, un gato y una ardilla con capacidades diferentes (hoy JP ya no esta con nosotros, se le extraña), con la incorporación de nuestros queridos amigos de Venezuela, nos mudamos a un espacio de oficinas compartidas, toda una experiencia, desde ver las tazas limpias puestas a secar en el depósito del wc, hasta quedarse sin luz por 24 horas, y de paso, porque no? Inundarse en tiempo de lluvias, no lo recomiendo.
Nos tomo poco menos de un año decidirnos a enfilar rumbo hacia nuevos horizontes, la independencia nos esperaba, y ¡¡¡estrenamos oficina propia, otra aventura!!!
La mejor, una experiencia completa en todo sentido; revisar opciones de tipo de oficinas, distancia convenida por todos, una vez decido: ¿casa u edificio? ¿escritorio tradicional o el disruptivo palets? ¿cuadros o vinilos? ¿pantalla o proyector?
Aquí es donde con amor y paciencia hemos dado forma al sueño.
¡¡Y aquí estamos estrenando oficina y no podia faltar una mascota, Hola Chompiras!!
Autor: Julieta Casillas